Tras una investigación y experimentación de más de 20 años, el académico canadiense Marino (Min) Basadur desarrolló y patentó el Simplexity Thinking, un sistema que garantiza mejorar las condiciones de creatividad y productividad en la empresa. De manera general propone la relación secuenciada entre los perfiles personales de los trabajadores, sus habilidades y los procesos que emprenden, con el objetivo de alinear la capacidad creativa de las personas en un contexto de equipos de trabajo y de cultura de organización. Estamos hablando pues, de un sistema que potencia y extiende el desarrollo del talento personal hacia la estructura organizacional de forma centrífuga: de adentro hacia fuera, desde lo mínimo a lo máximo.
Min Basadur propone que desde un sencillo análisis psicométrico podemos aproximarnos a los hábitos y estilos con los que una persona se enfrenta a una situación, y los niveles de creatividad que opta por aplicar para resolver un problema o mejorar algo. Ese perfil de entrada del trabajador es el punto de partida de un proceso de ocho pasos que mostramos en el siguiente esquema:
“Simplexity Thinking: Esquema de Pere Rosales en Inusual”)
Observando con detalle lo anterior, empezaremos a identificar nuestro estilo creativo en el entorno laboral. Por ejemplo, existen personas que se destacan por dar forma a las ideas, que las aterrizan y las hacen parecer como posibles de hacer. Pero éste probablemente agradezca a algún otro miembro del equipo que en principio generó la idea, y a otro que la mejoró, extendió o puso a prueba, y finalmente a otra u otras personas que finalmente pudieron implementarla. Detallemos los cuadrantes del esquema:
Generador: Son sujetos que tienen una habilidad especial para encontrar nuevas posibilidades o nuevos retos. Los reconocemos porque siempre tienen ideas novedosas y suelen poner a prueba su realidad cotidiana, haciéndose preguntas respecto a cómo podrían mejorarse las cosas y los procesos. Es la típica persona que detecta las oportunidades pero no les da forma ni emprende la tarea de llevarlas a cabo, pero contagia a todos con su visión y su entusiasmo. Es un genio locuaz.
Conceptualizador: Todos conocemos a esa persona que toma un concepto abstracto y lo materializa en palabras, en dibujos o planos. Es el miembro del equipo que tiene habilidades experienciales o profesionales para darle forma a la idea del sujeto generador, y suele relacionarla con antecedentes o proyectos previos, para tratar de indagar en su originalidad o su factibilidad. Es un organizador.
Optimizador: Es quien capitaliza la idea, quien la mejora y plantea los problemas prácticos que dicha idea debe resolver. Básicamente somete la idea a prueba, analiza las opciones, costos y estudia las alternativas para hacerla posible. Esta persona tiene ojo especial para descubrir y enfocarse en todos los factores clave que intervienen en el plan. Es el realista del equipo.
Implementador: Es un sujeto de acción que quizá reconozcamos por su característica ansiedad por los resultados. Son personas que a partir de una idea que ya está desarrollada explícitamente, organizan planes de acción y emprenden la ejecución que concretará la idea en un negocio o beneficio específico. Con frecuencia asignan roles a los miembros del equipo. Es el ejecutivo práctico.
Sin importar el perfil o rol del equipo de trabajo con el cual nos identifiquemos, insiste Basadur, todos aplicamos un índice de creatividad para llevar a cabo la tarea propuesta, porque –y en esto subyace la verdadera revelación del Simplexity Thinking -cada uno de nosotros es, en una circunstancia dada, una combinación de los cuatro cuadrantes del esquema, aunque en nosotros predomine uno de ellos, ya sea por inclinación y elección personal, o por los azares del destino laboral.
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