Sobre el proceso de cobranza recae gran parte de la salud financiera de una empresa, debido a que influye en la rentabilidad que le permite crecer como organización, así como cumplir con los compromisos de pago contraídos. La gestión de las cuentas por cobrar debe ser un proceso altamente organizado y efectivo debido a que, si no se lleva un control riguroso, se estaría favoreciendo indirectamente su crecimiento y las consecuencias indeseables de las deudas no cobradas.
Las políticas de crédito de la empresa entonces deben ir a la par con su capacidad productiva, lo que le obliga a delimitar el tiempo promedio de demora en los pagos de los clientes, y hacer el debido análisis de las facturas vencidas en procura de su cobranza tardía.
Este análisis de deudas antiguas se denomina Aging de Cuentas por Cobrar, y consiste básicamente en la agrupación de las cuentas por cobrar, organizándolas de acuerdo a su antigüedad, desde la fecha de emisión o bien desde la fecha de vencimiento.
Mantener controlada la antigüedad de la cartera es un factor clave para la liquidez de la compañía y aplicar las acciones necesarias de acuerdo al status en que se encuentren; es así como una deuda entre 90 a 120 días de vencida podría tener altas posibilidades de convertirse en incobrable si no tomamos acciones específicas y efectivas para su recuperación. El Aging nos permite visualizar esto claramente y podemos generar reportes por valor (montos) o bien porcentaje (%) calculado sobre las cuentas por cobrar, como lo muestra la siguiente gráfica de evolución de Aging.
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