Vivimos en un presente contradictorio: Pese a que múltiples estudios han demostrado que el cerebro humano debe concentrarse en una tarea para ser realmente efectivo, nuestro entorno laboral está plagado de estímulos varios, informaciones, alternativas y oportunidades. Aún más, muchos empleadores mantienen la perspectiva errada de que quienes ejercen el multitasking, es decir quienes trabajan en muchos proyectos simultáneamente y durante un mayor lapso de tiempo, son mejores trabajadores que aquellos que se dedican a una tarea por vez.
A pesar del título de este post, es importante dejar en claro que el musltitasking no es un mal absoluto, porque de hecho puede representar la única posibilidad de terminar varias tareas pendientes, aunque la verdad sea que no todas las tareas son urgentes, y que lo urgente no necesariamente es lo más importante. Los sonidos de nuestros smartphones, por ejemplo, no priorizan por nivel de importancia, por lo que los avisos de actividad en las redes sociales pueden desencadenar las mismas reacciones instintivas de alarma y urgencia en nosotros, que la llegada de un importante mail de trabajo.
La ventaja más obvia -y quizá la única- de aplicar el multitasking en el medio de trabajo, es la posibilidad de jugar con el tiempo y lograr resultados en dos áreas de trabajo diferenciadas e igualmente apremiantes. Sin embargo, se estima que el cerebro invierte al menos 25 minutos en volver a concentrarse en una tarea específica tras una interrupción, por lo que probablemente se termine invirtiendo más tiempo que el que originalmente hubiésemos requerido en terminar algo para comenzar lo siguiente.
Por otro lado, hacer multitasking puede representar una manera elaborada de la procastinación: ir de un proyecto a otro genera la falsa sensación de estar siempre ocupado, invirtiendo tiempo y energía mental en empezar de cero una y otra vez, cuando en realidad el trabajo se va haciendo a cuentagotas. El multitasking actúa en nuestra rutina diluyendo tanto la atención como el rendimiento.
No se trata de erradicar el musltitasking o evitarlo a toda costa, algo que dudamos sea posible en estos tiempos tan acelerados e hiperconectados. El asunto es más bien hacer consciente la decisión de emprender varias tareas a la vez afrontando las consecuencias en nuestra productividad y calidad de trabajo, o decidir organizarse y cumplir cada parte de la agenda paso a paso; se trata de poner en una balanza las ventajas y desventajas de cada opción.
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