La respuesta que inmediatamente se viene a nuestra mente probablemente tenga que ver con motivos económicos. Ciertamente, en nuestra sociedad moderna el dinero juega un papel fundamental para la motivación laboral, pero no es la única razón, y al parecer tampoco la más importante o recomendable.
En un interesante artículo titulado The Reasons We Work, Shane Parrish se pregunta qué nos hace trabajar, apelando a un esquema que establece 6 motivaciones en función de las fuerzas internas o externas que las generan. En el siguiente esquema podrán apreciarse, además, que hay motivaciones directamente relacionadas con la actividad laboral, y motivaciones indirectas o con poca relación con el trabajo en sí.
“Tipos de Motivación Laboral, tomado de Farnam Street”
La primera motivación laboral directa es la del Juego: Para la persona, su trabajo representa la oportunidad de ejecutar algo que realmente le gusta hacer, pues le permite experimentar y alcanzar una realización personal en el disfrute.
El segundo motivo directo corresponde al Propósito, y ocurre cuando hacemos actividades que, independientemente de si las disfrutamos o no, nos garantizan resultados que nos llenan de gozo. Se trata de una motivación laboral cuyos objetivos recaen en los logros finales y no en el proceso.
El Potencial del esfuerzo hecho es la tercera razón directa: Hacemos el trabajo porque eventualmente tendremos resultados que disfrutaremos. Se trata de logros a mediano o largo plazo, no inmediatos, pero logros que al fin y al cabo se derivan de nuestro trabajo.
Entre los motivos indirectos se encuentra la Presión Emocional, que nos incita a trabajar para sobreponernos a sentimientos relacionados con nuestra autoestima y los juicios que otras personas puedan hacerse de nosotros. El trabajo en sí mismo no guarda relación alguna con nuestras ganas de llevarlo a cabo.
Naturalmente la Presión Económica figura como una motivación laboral indirecta, y ésta, como la Presión Emocional, tiene la particularidad de que puede provenir de entornos no relacionados en absoluto con la actividad laboral.
Al final del espectro de motivos figura la Inercia, una verdadera anti-motivación laboral. Muchas personas acuden a su trabajo con aire resignado, para realizar tareas que no les llenan en ninguna instancia, sólo por el deber de cumplir.
Para terminar, en la evaluación de nuestras razones para trabajar debemos considerar los efectos lógicos y prácticos: La motivación laboral directa es completamente proporcional a la calidad del trabajo realizado así como a los índices de proactividad y productividad en el trabajo.
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