Aunque la tradición dicte que los puestos de mayor jerarquía en las grandes empresas estén destinados a los trabajadores con experiencia y antigüedad, la realidad actual evidencia un escenario completamente diferente. Las nuevas generaciones, con altos niveles de estudio y con la mirada puesta en la innovación, están cambiando los esquemas de liderazgo empresarial dejando espacio a un sistema meritocrático en el que las ideas pesan más que las canas.
Se trata de una tendencia global en alza con reconocidas empresas como Google y Mercado Libre como ejemplos paradigmáticos. ¿A qué se debe esta nueva concepción? Sin duda a los resultados positivos obtenidos: Lo jóvenes que ocupan cargos gerenciales han insuflado un nuevo ambiente laboral con horarios flexibles, y promueven circuitos de comunicación más activos y relaciones más bilaterales que favorecen el aporte creativo.
Por otro lado, la tecnología incorporada es uno de las grandes contribuciones de los jóvenes hacia sus entornos laborales; ellos no perciben la tecnología como algo externo y ajeno, sino como algo cotidiano. Por ejemplo, no existe diferencia entre lo virtual y lo real y por tanto es habitual mantener comunicaciones fluidas con equipos remotos de trabajo, diluyendo las distancias y agilizando los tiempos para cada tarea.
No todo ha sido 100% positivo. La incorporación de jóvenes o llamados millennials para ocupar cargos gerenciales ha tenido críticas asociadas a la necesidad de estímulo constante y bajo sentido de pertenencia. Algunos empleadores consideran que muchos jóvenes carecen de compromiso y lealtad para con su trabajo, y manifiestan no sentirse cómodos con la frontal priorización que hacen sus jóvenes empleados de su tiempo de ocio por encima de sus ambiciones profesionales.
En todo caso, como siempre lo ideal es mantener un sano equilibrio entre las innovaciones que las recientes generaciones puedan traer y la experiencia acumulada por las firmas con el paso de los años. Algo muy interesante es que para los menores de 35 años en posiciones de liderazgo, pedir consejos a los más experimentados no implica debilidad alguna, y de este modo se puede generar una sinergia con empleados de varias franjas etarias donde cada uno aporte desde su especialidad y práctica para el crecimiento compartido.
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