Contratar los servicios de un proveedor externo para encargarse de ciertas áreas de nuestro negocio, nos permite enfocar los esfuerzos en aquellas que son centrales o que agregan más valor a nuestra empresa. La gestión de cobranza es uno de los servicios más habituales del outsourcing calificado, debido a los beneficios que reporta tercerizar la cobranza. Éstos son los beneficios más notables:

 

Anticipación: Un equipo experto en cobranzas actúa de manera proactiva y transversal, pues ejerce un protocolo consciente y anticipado de gestión, con miras a evitar la morosidad de las facturas y dar solución a las eventualidades antes de su vencimiento. Tercerizar la cobranza beneficia tanto a la persona que cobra como al deudor, ya que parte de la revisión del documento para detectar inconvenientes a tiempo para garantizar el pago de manera oportuna.

 

Continuidad: Las empresas que se encargan de las cuentas por cobrar de su negocio, asumen el control metodológico de los procesos implicados de venta, crédito, cobranza y recuperación, siguiendo un protocolo de contacto continuo entre empresa y deudores encaminada a la consecución del pago.

 

Objetividad: Tercerizar la cobranza puede subsanar la brecha entre las subjetividades en la relación cliente – empresario, al tiempo que implementan de manera sistemática técnicas de organización y seguimiento de cuentas por cobrar, recaudación en terreno, y herramientas de comunicación comprobadas, evitando acciones desviadas o contradictorias en la gestión.

 

Eficiencia: Cuando contratamos el outsourcing de nuestra cartera de clientes, contamos con obtener una mayor rentabilidad de la ya obtenida. Este recupero adicional tiene un costo menor al habitual, debido en parte a que las empresas expertas en cobranza tienen la capacidad de gestionar grandes volúmenes en forma rápida, sistematizada y profesional, generando reportes integrales de gestión.

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