Factorizar es una excelente herramienta por muchas razones: por lo general es rápida de gestionar, flexible y muy transparente en términos de costo financiero para la empresa, ya que la comisión de factorizar un documento es muy sencilla de calcular. El factoring se presenta como opción interesante cuando la dirección financiera de una empresa se anticipa a la necesidad de disponer de los recursos de caja de manera rápida, dejando como respaldo facturas emitidas a organizaciones reconocidas y confiables.
El problema surge cuando la factorización deja de ser eventual, y se vuelve habitual para la mayoría de los documentos por cobrar. A pesar de que trabajar de esta manera es perfectamente viable, la realidad es que se incorpora un costo financiero no menor al resultado del ejercicio.
El exceso de factoring, es decir la factorización de la mayor cantidad de documentos posibles, no siempre se visualiza en el corto plazo; probablemente la empresa genere un margen de contribución por cada negocio, que aportará para cubrir los costos fijos, y luego generar además una utilidad para los accionistas; pero a la larga este exceso de factorizar constantemente creará un costo “fijo” financiero que recortará una buena parte de la utilidad.
Cuando entramos en un loop como éste resulta difícil salir, ya que la bicicleta de incorporar rápidamente la caja descontada de documentos en factoring como capital de trabajo, nos lleva a asumir este incremento puntual de la caja como algo normal y constante. Entonces se puede dar la lamentable situación de una empresa que genere valor operativamente, pero que financieramente lo destruya debido a su necesidad de adelantar todos sus flujos futuros para cumplir sus obligaciones financieras actuales.
Una pregunta válida que pondría en perspectiva la necesidad del factoring sería ¿Qué pasaría si el próximo mes la empresa no factoriza ningún documento? Si no es una opción viable entonces es bueno detenerse y evaluar por qué. Lo más probable es que la razón principal sea la ineficiencia para recuperar el capital de trabajo en tiempo y forma, a pesar de tener una organización operativamente estructurada para este fin. En este caso, el costo de factorizar no solo será una tasa de interés, sino también el costo mensual destinado a recursos que no están logrando el objetivo de recuperar el capital de trabajo.
Es muy fácil caer en ineficiencias a la hora de la recuperación de capital de trabajo cuando, debido a la factorización constante, lo estamos obteniendo de manera anticipada. Por eso, más allá de los costos del factoring y de otros instrumentos financieros, hay que enfocarse en optimizar la gestión operativa y administrativa de la empresa.
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