creatividad

Probablemente ya usted se ha topado con esos test que prometen estimar cómo funciona su pensamiento lateral, obteniendo conclusiones que le hablan de su capacidad imaginativa y creatividad. Todo ello muy interesante, pero a primera vista difícil de proyectar en el quehacer empresarial. No obstante, el desarrollo del pensamiento lateral contribuye de forma irrefutable al éxito laboral, y resulta especialmente provechoso cuando sus principios se aplican en las empresas.

 

El pensamiento lateral (del inglés lateral thinking) es una forma de organizar nuestros pensamientos cuando estamos enfocados en la resolución de problemas poco comunes o que hemos intentado resolver anteriormente de la manera usual sin obtener resultados. En su libro New Think: The Use of Lateral Thinking, de 1967, el psicólogo maltés Edward de Bono plantea que adoptar un enfoque creativo ante una situación problemática, permite “salirnos de la caja” y aplicar estrategias poco ortodoxas que normalmente serían ignoradas si sólo nos dejásemos llevar por el pensamiento lógico.

 

Ahora bien, el ambiente laboral de oficina suele estar construido sobre la base de hábitos y procesos regulares, rutinas y jerarquías, que dejan poco espacio para la creatividad o aplicación del pensamiento laboral; todo funciona como una máquina perfectamente aceitada cuando se trata de resolver los problemas habituales, pero cuando se presentan situaciones que están fuera del patrón, conviene entrar en la frecuencia del pensamiento creativo. Se trata de provocar a la mente y mirar el asunto desde un punto de vista completamente nuevo. Esto no sólo contribuirá a mejorar el ambiente laboral al permitir que nuestro equipo de trabajo desarrolle todo su potencial creativo ante los conflictos, sino que además hará más excitante la tarea de conseguir nuevas posibilidades de negocio, ideas y conexiones antes no plateadas que pueden generar ganancias y abrir campos de exploración para el emprendimiento.

 

Las coordenadas del espacio y el tiempo pueden jugar un papel fundamental en el fortalecimiento del pensamiento lateral de nuestros colaboradores. Tan sólo la alteración de la idea de oficina, dominada por el infaltable trío escritorio, silla y estante, puede desencadenar nuevas relaciones entre trabajadores y clientes. Un espacio de trabajo que permita, por ejemplo, movilidad e intercambiabilidad de posición y ubicación, que permita que el equipo de trabajo pueda tomar la decisión de agruparse o separarse sin necesidad de dejar la oficina, ya de por sí ha arrojado excelentes resultados en empresas del calibre de Google, y de la mayoría de las compañías que favorecen la creatividad porque requieren trabajadores librepensadores, felices y especialmente productivos, y preparan entornos colaborativos para fortalecer su pensamiento lateral.

 

La adaptabilidad y elevado nivel de compromiso con metas compartidas en un equipo de trabajo, permiten la autorregulación del tiempo. Es decir, una vez que los colaboradores preparan y acuerdan un proyecto de manera conjunta, repartiéndose tareas y funciones, los horarios se convierten en una decisión consensuada. Los objetivos apuntan al cumplimiento de las actividades y tareas, a los logros y no a la observancia de una jornada rígida de trabajo.

 

La idea capital del pensamiento lateral es la consecución de logros, aplicando muchas veces soluciones poco ortodoxas que no pueden nacer de entornos cerrados, aburridos, rígidos que limitarían las posibilidades. La innovación y propensión al cambio sólo puede ser posible ante la existencia de alternativas. Algo tan sencillo pero tan rompedor como reformular el espacio y el horario de trabajo, no puede sino traer ventajas y oportunidades. Nunca olvidemos la experiencia y el éxito de los gigantes empresariales.

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