¿Recuerda usted la alegría y vitalidad que le invadía con la proximidad del inicio de un nuevo año escolar cuando era niño? ¿Hace cuánto no siente lo mismo por regresar al trabajo tras el verano? Si se ha quedado sin respuesta, es posible que haya olvidado la importancia que tienen las vacaciones para incrementar su productividad, algo no sólo considerado como la clave del éxito para muchos, sino que además ha sido avalado por la ciencia.

Tanto el cuerpo como la mente no sólo necesitan descansos ocasionales para recuperarse, sino también para repotenciarse. Echemos un vistazo a los 3 beneficios esenciales que reportan los estudios:

  • No hay horarios para el descanso: Se ha repetido hasta el hartazgo que el sueño es fundamental para la estabilidad física y mental, pero el mundo se ha llenado de personas que a diario entablan una batalla con el despertador, y de workahólicos que restan importancia a esta necesidad básica. Sin embargo, pocos saberes sobre el funcionamiento del cuerpo humano superan la certeza de que la falta de sueño afecta negativamente los procesos cognitivos, el estado de alerta y la toma de decisiones. Sin duda, los imperativos morales y deberes laborales nos juegan una mala pasada cuando de dormir se trata; cuando tenemos preocupaciones o trabajo pendiente, tendemos a dormir por pocas horas y sólo superficialmente. Está más que comprobado que los horarios rígidos afectan negativamente la tasa de productividad de las personas. Durante las vacaciones, en cambio, en nuestra mente se desactivan los mecanismos de alerta (al menos laborales), por lo que se propicia un descanso profundo, sin horarios.

 

  • Cambiar de ambiente nos ayuda a enfocarnos: Cuando se habla del valor del entorno para potenciar el rendimiento de los trabajadores, pocas veces se piensa en la opción vacacional para “refrescar el ambiente”. Investigadores de la Universidad de Michigan analizaron los beneficios cognitivos de la Teoría de la Restauración de la Atención (ART), mediante un experimento con estudiantes: se aplicó una prueba cognitiva a un grupo, tras la cual sólo unos cuantos fueron enviados a hacer un corto paseo. Cuando regresaron, todo el grupo fue examinado de nuevo, y los estudiantes que hicieron el paseo obtuvieron puntuaciones significativamente más altas. El estudio ART concluye que pasar tiempo fuera de la oficina, preferiblemente en entornos naturales, nos obliga a desconectarnos y reconectarnos nuevamente, logrando el efecto de enfocarnos, lo que tiene una influencia positiva en el rendimiento.

 

  • La novedad favorece la creatividad: Todos sabemos lo tremendamente nociva que puede ser la rutina para la inventiva. En nuestro cerebro hay una zona funcional llamada Área tegmental ventral o SN/VTA, responsable de detectar la novedad de nuestro entorno. Según los investigadores alemanes Nico Bunzeck y Emrah Düzel, cuando estamos ante cosas nuevas y excitantes que nos demandan adaptación y respuesta, el SN/VTA reacciona activando el deseo de explorar y entender, la curiosidad y la creatividad. En cambio, cuando constantemente nos exponemos a lo familiar y rutinario, el SN/VTA no responde. La creatividad, que es la capacidad de hacer conexiones entre ideas disímiles, se dispara durante las vacaciones, pues todo se presenta como novedoso e interesante. No en vano grandes descubrimiento de la humanidad fueron fruto del descanso y la distención.

 

Si estamos continuamente sometidos a los mismos horarios, rodeados por las mismas personas y en el mismo lugar, nuestro cerebro siempre funcionará igual: se adaptará a una cotidianidad constante que enfrentará con pensamientos y soluciones habituales. Si queremos ser más productivos, no debemos dudar en tomar vacaciones, pues nos dan la oportunidad de sumergirnos en nuevos ritmos, afrontar nuevos retos, y darnos el tiempo de reflexionar, que en medio de la ajetreada vida actual es todo un lujo.

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