Para la mayoría de los empresarios, ya se trate de una PYME o una compañía completamente constituida y de trayectoria, el mayor indicador de logro comercial es la fluidez de caja. Sin embargo, los procesos de gestión de cobranza pueden ofrecer un panorama más amplio y certero sobre la salud de su empresa.
Una evaluación general de la situación crediticia de sus clientes, implica la revisión exhaustiva del historial de deudas por cada uno en su relación con la empresa. En este punto tienen lugar preguntas como:
¿Cuántos califican como clientes regulares?
¿Cuál es la relación numérica respecto a los clientes recientes?
¿Cuáles fueron las condiciones de las transacciones que originaron la actual relación comercial?
¿De qué manera han cancelado sus deudas anteriores con su empresa?
Responder a estas preguntas le dará una perspectiva actual sobre las cuentas por cobrar presentes y futuras, y el crecimiento de la cartera de clientes.
Otro indicador importante derivado de la gestión de cobranza corresponde a la calidad de la relación de la comunicación con sus clientes en mora. Los gestores de cobranza deben estar en la capacidad de suministrar un status de las gestiones de cobranza ya sean vía telefónica, escritas, o entrevistas. El debido análisis de esta información proporciona datos sobre la calidad del servicio o productos suministrados a los clientes, y su grado de información respecto a sus deudas y compromisos, datos que resultan vitales al momento de evaluar las posibilidades de pago.
Las ventas y el otorgamiento de créditos son procesos distintos pero interconectados que, si son llevados con celo y cuidado en cuanto a las decisiones, protocolos y registros que implican, pueden mostrar un panorama informativo transparente sobre la salud de la empresa, además de revelar nuevas oportunidades de actuación que ayudarán a mantener a la empresa controlada sin gastos extra, dispersión de control ni energía.
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